“Los cuidados paliativos no sólo son los medicamentos que dan alivio, sino también la atención y calidad humana del médico y de su equipo”

Por Rafael Martinez, especialista en medicina interna y geriatría. Médico de atención domiciliaria de pacientes geriátricos y en cuidados paliativos. Docente de geriatría y medicina paliativa en la universidad de Guanajuato, México.

Al norte de España, en la ciudad de Pamplona, en la Clínica Universidad de Navarra, encontré la oportunidad de formarme como médico en cuidados paliativos dentro de un gran equipo con más de 15 años de experiencia. Conviví durante un año estrechamente con cada uno de los miembros del equipo, compartiéndome día a día sus valiosos conocimientos y experiencias. Me enseñaron que en la medicina paliativa se trabaja a un ritmo distinto, iniciando el día con la reunión del equipo para sumar esfuerzos en la atención de los pacientes, tomando un buen café y uno que otro bizcocho para obtener energía.

Recuerdo muy bien esos pases de visita en planta junto a Juli, cuando Carlos nos mencionaba la importancia de tener muy claro los objetivos antes de entrar en la habitación, aconsejando que no sólo centráramos la vista y atención en el paciente sino también en su familia. Al salir de la habitación hacíamos una breve reflexión de lo que observamos y sentíamos, para después establecer un plan de cuidados. Con esto comprendí que en los cuidados paliativos no sólo son los medicamentos los que dan alivio, sino también la atención y calidad humana del médico y de su equipo los que ayudan al paciente, sin olvidarse de su familia; que también tienen miedos, preocupaciones y que sufren por su ser querido. Aprendí también que para cuidar al paciente, debes tener vocación, preparación y amor para hacer bien tu trabajo, saber mirar al paciente con compasión y empatía, haciéndole notar al paciente y a su familia el deseo de quererlos acompañar y ayudar en todo momento.

A través de las historias de vida de los pacientes me ayudaron a crecer tanto en lo profesional como en lo humano. Junto con mi compañera y amiga Ana Larumbe (enfermera), atendimos a un joven con un dolor oncológico complejo y severo, sin que le permitiera dormir desde hacía varios días. La familia sufría junto con él. Los compañeros oncólogos habían tratado de controlar el dolor con el uso adecuado de morfina sin mostrar mejoría, por lo que nos solicitaron nuestro apoyo. Al valorarlo sin dudar decidimos intentar por las características del dolor el uso de metadona, explicándole que el efecto de mejoría lo iba a percibir en unos cuantos días, y que nos tuviera paciencia y confianza. Apenas transcurridos 24 horas de haber iniciado con la metadona y persistiendo con descontrol del dolor como se pronosticaba, la desesperación alcanzó a la familia y al equipo médico encargado de su atención, Ana Larumbe con su enorme experiencia me ayudó a poner orden y calma, insistiendo que tuvieran la confianza en nuestros cuidados. A los pocos días, sucedió afortunadamente lo esperado, se logró el control del dolor al 100%, obteniendo la mejor de las recompensas: el agradecimiento y la confianza de todos.

Además, me di cuenta que en los cuidados paliativos debemos estar preparados para el final, reconociendo que es un tema difícil de abordar, y aunque es parte del proceso natural de la vida cuesta mucho hablar de ello. Marina, la psicóloga del equipo, me hacía ver una y otra vez la importancia de conocer los deseos del paciente, sus miedos y preocupaciones para ayudarlo de la mejor manera posible, y acompañar a su familia en todo el camino, brindándoles apoyo en todo momento.

 

Finalmente, comparto que tuve la oportunidad de colaborar con el gran equipo que conforman el Programa ATLANTES del Instituto Cultura y Sociedad de la Universidad de Navarra, aprendiendo entre muchas cosas junto a Natalia, Carlos y Eduardo el tiempo, sacrificio y esfuerzo que se requiere para desarrollar el Atlas Europeo de Cuidados Paliativos, y además junto a Carla, María y Alazne, toda la planeación necesaria para elaborar un proyecto europeo multicéntrico sobre sedación paliativa.

Termino agradeciendo profundamente por todo el apoyo, amistad y cariño que recibí durante mi entrenamiento en la Clínica Universidad de Navarra y ATLANTES.